Llama la atención la desproporción
entre las exigencias a los países europeos y a otros periféricos, entre ellos la Argentina. En el ocaso de 2001
la deuda externa del país totalizaba 54%
del PBI y el déficit trepó a 5,6% del producto. En esas
circunstancias fue considerada deuda basura y el fatídico final se conoce. En
algún momento, a ciertos halcones, se les ocurrió castigar al país bajo el lema
de la ejemplificación. Pero algo parece no haber dado el resultado esperado.
La falta de objetividad, la benevolencia y la liquidez para quienes rozan la insolvencia es un dato, frente a la rigidez detentada en el pasado contra otras naciones. Resulta paradigmático que muchos de ellos sigan financiándose a tasas inferiores a 4%, incluso con varias calificaciones AAA y una gran mayoría de grados de inversión.
En Europa muchos están complicados,
no es solamente Grecia, que viene de quita en quita. Primero no iba a haber
reducciones en la deuda, después fue 20%, posteriormente 50%, últimamente 75%
de quita, y nadie puede afirmar que se detuvo ahí la cuenta. Todo afecta e
influirá en el nivel de actividad. En medio del boom tecnológico, hasta la
venta de PC se vio resentida allí durante el primer trimestre. Pero no es el único
caso, España y Portugal la siguen de cerca.
Escuchando al gobierno alemán y sus recetas
de austeridad, uno podría imaginar que predica con el ejemplo, pero no es así.
De los últimos 11 años, en 10 registra déficit fiscal,
con un rojo promedio anual de 2,6% del PBI. El único año donde obtiene superávit
es en 2007 y es tan sólo de 0,2% del PBI. Hasta el momento la moneda no se
ha devaluado, pero la palabra parece que sí.
Incluso el
Reino Unido, cuna de la economía clásica, muestra una evolución deficitaria
de sus cuentas públicas durante la última década, con un promedio anual de 5,3%
del PBI. Después de todos los ajustes del caso, llegaron a un desbalance de 8,3%
y la deuda totalizó 85% del producto, el año último.
La bella Francia, en rojo permanente,
enfrenta en los próximos tres años y medio vencimientos de deuda pública por €
733.350 Millones, 71% del total. España, la chispa del
polvorín, suma a los interminables rojos fiscales concentración de
vencimientos, activos tóxicos inmobiliarios, ruido bancario y la
nacionalización de Bankia, últimamente. La deficitaria Italia suma
un perfil de vencimientos que desvelaría a cualquier mortal, 900 mil millones
de Euros en solo 42 meses. Hasta Irlanda, puesto como ejemplo durante
años, ha logrado obtener casi lo inimaginable,
casi 20 puntos de déficit del PBI como promedio en los últimos tres años.
La lista sigue, y durante el 2011 el 85% de las naciones europeas tuvieron déficit.
Ahora, ¿por qué Europa sí y la Argentina no? ¿Cuánto
sufrimiento hubieron ahorrado a la sociedad criolla con algo más de tolerancia?
Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago.
Sólo seis
países se escapan a los rojos en la década. Estonia con superávit promedio
anual del 0,6% del PBI, Luxemburgo 0,7%, Suecia 0,9%, Dinamarca 1.4%, Finlandia
2% y la increíble Noruega con 13,3%. Todos admiran a Noruega, pero no parece
haber muchos candidatos para seguir su receta.
Una fiesta difícil de pagar con
escasos solventes y casi ningún voluntario abre varios signos de interrogación de
cara al futuro. ¿Qué impacto tendrá en el resto del mundo?