Con la difusión de datos de los últimos días se prendieron las luces
amarillas nuevamente. La economía de Estados Unidos generó 120.000 puestos de
trabajo en marzo, por debajo de lo esperado. La tasa de desempleo se redujo una
décima, quedó en 8.2%. Estos datos fueron celebrados por el Gobierno, pero
pueden no estar reflejando necesariamente más empleo, sino menos cantidad de
personas en búsqueda laboral.
El Presidente Obama destacó al sector privado por crear 4 millones de puestos
durante los últimos dos años, y más de 600.000 en lo que va del año. El primer
trimestre se esgrime como el más dinámico post crisis 2008/9, pero tal vez sería
conveniente mirar también otros indicadores para tener una mejor visión al
respecto:
Primero. Los puestos de trabajo creados durante marzo son exactamente la mitad que los generados en febrero, son 155.000 menos que los de enero y
74.000 menos que los creados durante el mismo mes del año anterior.
En segundo lugar, en el período de julio 2007 a diciembre 2009 se
perdieron 8.368.000 puestos y si bien hasta el momento se recuperaron millones
de empleos, es tan bien cierto que significan solamente 42% de lo perdido y que
quedan aún 4.866.000 sin resolver.
Tercero. El desempleo bajó al 8.2% desde los máximos de 10.1% registrados
en octubre 2009. Sin embargo hay sólo tres períodos post Segunda Guerra Mundial
(SGM) en los cuales se registró un desempleo superior a 8%: en 1975 cuando se
registraron 12 meses con desempleo igual o superior al 8%. En los ´80 (nov.81-ene.84) cuando fueron 27 meses en
total, y en la actual crisis, donde van 38 meses hasta el momento. Esto
evidencia que el desempleo permanece en umbrales más altos por mayor tiempo que
en las crisis de mayor importancia de las pasadas.
Otros dato importante lo constituye la cantidad de semanas que un
americano permanece desempleado (Ver gráfico I). Si bien ha mejorado algo en
los últimos meses, hoy llega a 39,4 semanas promedio, casi el doble que
el peor registro pre crisis que corresponde a (jul.83).
Lo mismo ocurre con el porcentaje de empleados sobre la población más
activa (25 a 54 años), donde el 75.8% se encuentra empleado. En momentos
previos a la crisis, en enero de 2007, alcanzaba 80.3%. El peor registro de la crisis
(74,7%) corresponde a noviembre 2010. Es decir, la franja poblacional más
activa de la sociedad no recuperó ni 20% del empleo destruido durante la crisis.

Hay quienes piensan que la política no ha sido lo suficientemente
expansiva, sin embargo, ¿qué más se le puede pedir a la Reserva Federal en
materia de estímulo? La tasa de corto plazo de la FED se encuentra en niveles
atípicamente bajos, desde noviembre de 2008 cercana al 0%, y tasas reales
negativas. Incluso la entidad manifestó intenciones por mantenerlas de ese modo
varios años más. Más aún, la FED se embarcó en
métodos más heterodoxos (jugando casi al límite), como la recompra de
activos del tesoro e inmobiliarios, conocida como QE1 y QE2. Esto originó
una expansión monetaria no vista ni siquiera durante la SGM.
Por el lado fiscal, el déficit aumentó fuertemente a partir de 2008 al
igual que la deuda pública que en 2011 superó 100% del PBI, cuando en la
“crisis de la deuda de los 80”, la relación era la mitad que la actual. Como si
fuera poco, las proyecciones oficiales más optimistas, perpetúan el signo
negativo en los resultados fiscales como mínimo hasta el 2018.
La evidencia parece ser concluyente, la dinámica de Estados Unidos
demuestra que las políticas expansivas
per sé no garantizan el resultado, aunque puedan oxigenar en algún
momento si no están bien dirigidas pueden, incluso, ser contraproducentes de
largo plazo.
Claramente se enfrenta una crisis no convencional y la
solvencia es uno de los indicadores bajo sospecha. Todas las crisis son
distintas, pero esta parece ser la más diferente de todas por varias razones
(tamaño, durabilidad, contagio a países y sectores, etc.) Por eso, que el buen
criterio, el ingenio, la innovación, la justeza, la visión de largo plazo y el
compromiso con las futuras generaciones deben estar presentes a la hora de
delinear las políticas. Porque gastar
mucho y rápido es fácil, ahora gastar mucho, rápido y bien es otra cosa.