martes, 29 de mayo de 2012

Con Voz Propia

Emitido por América 24
Entrevista en el Programa Con Voz Propia conducido por Gustavo Sylvestre. 
  



El cepo cambiario es inconsistente

Las restricciones cambiarias dicen mucho más que solamente eso. Es incorrecto pensar que forman parte de un capricho o una visión ideológica. En realidad es una solución equivocada. El modelo dejó de funcionar correctamente sobre finales de 2007, y sin las correcciones necesarias, los desfasajes se acumularon. Algo parecido sucedió en el segundo semestre del 98 cuando la convertibilidad enfrentó un dilema semejante. Años después, el baldazo de agua fría cayó en quienes no conciben a la economía como lo que es, una ciencia, y no una mera herramienta para hacer política. 
 
¿Por qué la Argentina piensa en dólares?. La respuesta se deduce de la historia. Las propiedades de cualquier moneda son: unidad de cuenta, reserva de valor y unidad de medida. En los últimos 43 años en Argentina las hiperinflaciones, cesaciones de pagos, quiebras y corridas bancarias, devaluaciones recurrentes y la sustracción de trece ceros a la moneda, son un buen marco explicativo. Ya se intentó con  los mercados desdoblados, los corralitos y todo tipo de prohibiciones. No funcionaron nunca. Sin embargo, que no fuera así en el pasado, no es la mejor argumentación de por qué fallarán en esta oportunidad.

El actual cepo cambiario es un medida pobre técnicamente, en primera medida, por ser inconsistente. Busca evitar la adquisición de  dólares para preservar que las Reservas Internacionales no se sigan deteriorando, pero es probable que termine consiguiendo exactamente lo contrario.
En el camino, vulnera los derechos individuales a ahorrar en la moneda que se desee o a transaccionar libre y cómodamente. También limita las libertades de tránsito, no las prohíbe pero las complica. La economía está al servicio de los hombres y no los hombres al servicio de la economía.

Por otra parte restringe la oferta de divisas, aumenta el pánico y potencia su demanda. Es conocido que sólo basta con prohibir para despertar un apetito dormido. La conjunción de ambas termina siendo una combustión letal para el precio, en un mercado reducido y ahora mucho más.
También, lejos de blanquear la economía como se desea, acentúa el manejo informal de las operaciones, dado que todo lo que no se puede hacer bajo el sol se hace en las sombras.
En paralelo desalienta la inversión de propios y foráneos, y hecha leña al fuego de la inflación, que de por sí ya es altísima. Inmediatamente paraliza a sectores que habían colaborado fielmente con el crecimiento en los últimos años, como es el caso del inmobiliario. Todo esto termina inexorablemente resintiendo el nivel de actividad que ya estaba claramente en peligro.

En la causa radica la posible solución. La deteriorada situación fiscal, que pasó de superávit récord 2004 a déficit fiscal a partir de 2009, explica demasiado. Nada de todo esto estaría ocurriendo con la perpetuidad de la situación fiscal 2003/2005. Después está todo lo demás, monetización del déficit fiscal, inviabilidad del acceso a los mercados de capitales, caída del peso específico de la balanza comercial en la economía, fuga de capitales récords de propios, mensaje a la inversión, inflación y caída de Reservas. Todo tiene que ver con todo en economía.  Ni siquiera los fabulosos términos de intercambio que subieron 41% en once años y se sitúan en récords históricos evitan el mal momento. Cabe señalar que los países de la región, con excepción de Venezuela, no están en la misma condición.

Una muy respetada economista estadounidense, Carmen Reinhart de la Universidad de Maryland,  sostiene que la Argentina no ha aprendido nada de 2001. Es posible, y más aún, las lecciones de la década del 80 parecen no haber sido capitalizadas tampoco.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Los modelos cierran contra Reservas

En la economía moderna, todo tiene que ver con todo. Cuando anda bien, tiene ingresos netos de capitales y origina crecimiento de las Reservas Internacionales. En el extremo, los ingresos pueden provenir por la cuenta capital financiera como ocurrió mayormente en la década del  90, o por la cuenta corriente como en la primera fase del modelo de los Presidentes Kirchner, más nítidamente. Las diferencias de ambas cuentas cierra contra las Reservas, es decir los modelos cierran contra Reservas. Se podría inferir, entonces, que la evolución del nivel de Reservas puede ser un buen indicador de la salud económica. 
   
Cuando las Reservas se engrosan y existe libre flotación cambiaria, el resultado del ingreso de capitales origina una presión a la apreciación cambiaria. De manera opuesta, cuando hay salida neta de capitales ocasionando un descenso en el nivel de Reservas, se produce tensión devaluatoria en la moneda local.  

En los últimos años se registraron ingresos netos por la cuenta corriente, dado que las exportaciones de bienes y servicios  fueron superiores a las importaciones. Sin embargo, las Reservas han ido en descenso, como consecuencia de la salida de capitales (formación de activos extranjeros netos más pago de la deuda en dólares), que fue superior a los ingresos netos de cuenta corriente. Como un todo, la cuenta corriente fue perdiendo peso específico en la economía, y de ser el 16% del PBI en el 2002 representa actualmente el 2,6% aproximadamente. Esta cifra resulta similar al resultado 2001, a pesar de que los términos de intercambio (diferencia entre precios de exportación e importación)  mejoraron 41% en sólo 11 años. 
  
Las Reservas acusan los impactos, dicen algo cuando suben y también cuando bajan. Observando la evolución de los últimos años se registra un crecimiento sostenido hasta el máximo del 27 de marzo del 2008, justo al poco tiempo de comenzar el conflicto por la Resolución 125. En aquel momento alcanzaron los 50.517 millones de dólares, pero a partir de allí no pudieron mantener la trayectoria. Superaron aquel  máximo recién sobre finales del 2010,  y alcanzaron nuevos techos el 26 de enero del 2011 con 52.654 millones de dólares. La evolución muestra un 4,2% de aumento en casi tres años. A partir de ahí se registra un claro descenso y el 18 de Mayo del 2012 cuentan con 5.065 millones de dólares menos.
  
El descenso de las Reservas, junto con una emisión monetaria muy expansiva, hicieron que el porcentaje de cobertura de base monetaria con las Reservas fuera disminuyendo hasta tornarse negativo, como en la actualidad. Esta es una de las explicaciones técnicas para tener mayor tensión en el mercado de cambios. Desde mayo del 2004 en adelante la     Base Monetaria siempre estuvo cubierta por las Reservas, salvo el mes de enero del 2006 cuando se le pagó al FMI. Incluso el 30 de marzo del 2009 la cobertura ostentaba un ratio del 178,3%, las Reservas cubrían todo y sobraba al tipo de cambio vigente. Desde noviembre del 2011 el indicador entró en terreno negativo y actualmente solo alcanza el 92,8%, es decir las Reservas no cubren la Base Monetaria al tipo de cambio oficial del BCRA.


Cabe señalar que lo acontecido en la Argentina no es lo que sucedió en la región. América Latina incrementó sus reservas  en cuatro años completos (2008/2011) en un 74%. Chile 151%, Uruguay 149%, Paraguay 120%, Brasil 95%, Perú 76% y Colombia 63%. La Argentina solamente el 1% y Venezuela pierde el 13%.
 
Otra comparación: A finales del año 2000 los dos grandes del Mercosur  tenían casi el mismo nivel de Reservas. Brasil 32.990 millones de dólares  y la Argentina 32.704 millones. Mientras el primero multiplicó por 10,5 su stock y supera los 352 mil millones de dólares, el segundo suma 46.376 millones, sólo un 40% más, al final del 2011.
 
En general, toda esta sintomatología se manifiesta cuando los modelos económicos pierden eficacia y capacidad resolutiva. Si el hacedor de política económica insiste en evitar las modificaciones del caso, lo más probable es que acentúe las distorsiones de largo plazo y provoque una recesión mayor y más profunda a la que hubiera generado haciendo los service a tiempo.


jueves, 10 de mayo de 2012

Distinta vara: Europa sí y la Argentina no

Llama la atención la desproporción entre las exigencias a los países europeos y a otros periféricos, entre ellos la Argentina. En el ocaso de 2001 la deuda externa del país totalizaba  54% del PBI y el déficit trepó a 5,6% del producto. En esas circunstancias fue considerada deuda basura y el fatídico final se conoce. En algún momento, a ciertos halcones, se les ocurrió castigar al país bajo el lema de la ejemplificación. Pero algo parece no haber dado el resultado esperado.
  
La Unión Europea, es decir, los 27 países incluído el Reino Unido, y la Eurozona, los 17 países, que la componen, de manera agregada han mantenido resultados deficitarios en sus finanzas públicas, casualmente desde el 2001 en adelante. Al principio de la década mantenían un déficit en relación al PBI del 1,5% y 1,9%, respectivamente. La situación, en vez de mejorar con el crecimiento global, fue empeorando, y el 2011 cerró con un déficit de 4,5% para la EU27 y de 4,1% para la EA17. 
     
  
La falta de objetividad, la benevolencia y  la liquidez para quienes rozan la insolvencia es un dato, frente a la rigidez detentada en el pasado contra otras naciones. Resulta paradigmático que muchos de ellos sigan financiándose a tasas inferiores a 4%, incluso con varias calificaciones AAA y una gran mayoría de grados de inversión.
  
En Europa muchos están complicados, no es solamente Grecia, que viene de quita en quita. Primero no iba a haber reducciones en la deuda, después fue 20%, posteriormente 50%, últimamente 75% de quita, y nadie puede afirmar que se detuvo ahí la cuenta. Todo afecta e influirá en el nivel de actividad. En medio del boom tecnológico, hasta la venta de PC se vio resentida allí durante el primer trimestre. Pero no es el único caso, España y Portugal la siguen de cerca.
  
Escuchando al gobierno alemán y sus recetas de austeridad, uno podría imaginar que predica con el ejemplo, pero no es así. De los últimos 11 años, en 10 registra déficit fiscal, con un rojo promedio anual de 2,6% del PBI. El único año donde obtiene superávit es en 2007 y es tan sólo de 0,2% del PBI. Hasta el momento la moneda no se ha devaluado, pero la palabra parece que sí. 
    
Incluso el Reino Unido, cuna de la economía clásica, muestra una evolución deficitaria de sus cuentas públicas durante la última década, con un promedio anual de 5,3% del PBI. Después de todos los ajustes del caso, llegaron a un desbalance de 8,3% y la deuda totalizó 85% del producto, el año último.
 
La bella Francia, en rojo permanente, enfrenta en los próximos tres años y medio vencimientos de deuda pública por € 733.350 Millones, 71% del total. España, la chispa del polvorín, suma a los interminables rojos fiscales concentración de vencimientos, activos tóxicos inmobiliarios, ruido bancario y la nacionalización de Bankia, últimamente. La deficitaria Italia suma un perfil de vencimientos que desvelaría a cualquier mortal, 900 mil millones de Euros en solo 42 meses. Hasta Irlanda, puesto como ejemplo durante años, ha logrado obtener casi lo inimaginable,  casi 20 puntos de déficit del PBI como promedio en los últimos tres años. La lista sigue, y durante el 2011 el 85% de las naciones europeas tuvieron déficit.
  
  
Ahora, ¿por qué Europa sí y la Argentina no? ¿Cuánto sufrimiento hubieron ahorrado a la sociedad criolla con algo más de tolerancia? Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago.
  
Sólo seis países se escapan a los rojos en la década. Estonia con superávit promedio anual del 0,6% del PBI, Luxemburgo 0,7%, Suecia 0,9%, Dinamarca 1.4%, Finlandia 2% y la increíble Noruega con 13,3%. Todos admiran a Noruega, pero no parece haber muchos candidatos para seguir su receta.
  
Una fiesta difícil de pagar con escasos solventes y casi ningún voluntario abre varios signos de interrogación de cara al futuro. ¿Qué impacto tendrá en el resto del mundo?